Terminó la Semana Santa y ya están aquí las Fiestas de Primavera. Así que toca exaltación de la cultura murciana, degustar platos que nadie hace como nuestras abuelas en esa barracas que ha brotado como por encanto en la plaza o jardín de al lado.
Como a Sebastián y a Loli les gusta mucho Murcia, la huerta y sus tradiciones, sus familiares nos encargaron dos figuras de fondant que los representaran con tan ilustres galas para celebrar sus Bodas de Oro. Tan doradas y saludables como los limones situados a los pies de Sebastián.
A así me los imagino: Sebastián cotando con su guitarra los acordes de una jota, y Loli dispuesta a entonar con voz potente y segura aquello de "por donde vas a misa...".
Y debajo de ellos la huerta de Murcia, con sus caballones, sus lechugas y patatas, sus tablachos y regaderas,
Y sobre la huerta el patio (o porche) de cemento, con las tapas de los aljibes, los parterres y sus flores. La primera lo invade todo.
Disfrutamos enormemente con este encargo, porque somos huertanos, porque estamos en la huerta (los que habéis venido lo sabéis), o lo que queda de ella, nos hemos criado en ella y sabemos lo bonica que es. Nos gusta ser huertanos.
Para los curiosos os diré que no se que ha sido de las figuras, pero no creo que se las hayan comido. Yo las pondría en un lugar bien visible para presumir de regalo, de familia y de matrimonio, que 50 años de casados merecen esto y más.
Y no me preocuparía de las figuras: son de azúcar y se conservan muy bien, año tras año. Y si algún nieto se las come, entendería entonces porqué sus abuelos son tan dulces.
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