Dulces Placeres tartas

viernes, 24 de agosto de 2012

El cumpleaños de Elena



En mayo celebramos el cumple de nuestra Elena. La princesa de la casa se merecía una celebración a la altura de su título, y que mejor que esta tarta de dos pisos, con castillo, corona y estrellas de galleta. Una tarta de ensueño que por una vez la dejó sin habla.  


La tarta/castillo estaba donde debía, en lo alto de una atalaya desde donde podía dominar los depósitos de chuches, estratégicamente situados sobre la mesa candy (o candybar) para hacer las delicias de los invitados una vez terminada la merienda. Todo a gusto de la princesita, todo en rosa. 

Y en esta estábamos cuando vino el desastre. Uno de los invitados, al que queremos mucho y no guardamos rencor, decidió desplazar la mesa, falló una de las partas y toda la candybar se despeñó por el precipicio.... No se pudo salvar casi nada.  


Solución: una nueva tarta en 20 minutos. Que dada la premura de tiempo, los nervios y las prisas, no quedó nada, pero que nada mal.... Bueno, si lo otro era el palacio real, esta sería la residencia de verano.


Lo mejor de todo: la entereza de la peque, que se quedó muda (si, otra vez) pero no soltó ni una lágrima, y el apoyo de su hermano mayor, que se portó como un campeón, consolándola. Después de todo con el accidente nos divertimos un rato, ¡Y ya tenemos anécdota para recordar en años!.....En especial al primo Antonio (desde aquí un abrazo). 


La fiesta tuvo su prolongación en la guardería. Una tarta para compartir y una bandeja de galletas decoradas para llevar de recuerdo a casa, recordando los años cumplidos: rosa para las chicas y azul para los chicos, como bien nos recuerda siempre Elena. Porque tres años solo se cumplen una vez....


martes, 21 de agosto de 2012

Espíritu olímpico



Hace unos meses nos encargaron una serie de placas de galleta y fondant conmemorativas para entregar en un evento gastronómico promovido por Rotaract Club, y como quiera que fue una entrega de premios y acaban de finalizar los Juegos Olímpicos de Londres.....

Es momento de rendir un homenaje a nuestros deportistas, su mayoría trabajadores o estudiantes anónimos a los que solo prestamos atención cada 4 años. Y así empezamos con la cuchara de oro  para Marina Alabau (vela) Joel González (taekwondo) y Echegoyen, Toro y Pumariega (vela)



Doble cuchara de plata para Mireia Belmonte (natación), otras para Javier Gómez Noya (triatlón), Andrea Fuentes y Ona Carbonell (sincronizada), Brigitte Yagüe y Nico García (taekwondo), David Cal y Saúl Craviotto (piragüismo), y las selecciones de waterpolo femenino y de la baloncesto masculino.


Y cucharas de bronce para Maialen Chourraut (piragüismo), Maider Unda (lucha libre) y los equipos femeninos de sincronizada y balonmano 


El mejor sabor de boca de estos juegos lo han dejado las chicas, que en estas olimpiadas lo han dado todo. Han conseguido dos tercios del total de medallas en un país en que el deporte femenino se encuentra relegado a un segundo o tercer plano. Si algo han demostrado es orgullo, sacrificio  y afán de superación. ¡Bravo por ellas! 


Y el premio gourmet ha de ser compartido: 

Para Mireia Belmonte: dos platas en natación, en España y por una española de verdad son mucho y tienen un mérito enorme. 

Para David Cal. Cinco medallas, una de oro y cuatro de plata en tres juegos olímpicos lo convierten en una leyenda.  

Y bueno, para la selección es española de baloncesto, que  nos hizo sufrir y soñar con que esta vez sí. Lo extraordinario  es que fue posible, y van dos. Que continúe su legado.