Aguas cristalinas. Una suave brisa a la sombra de una palmera, un coco helado y una suave bachata que juguetea con la espuma del mar. Tras el ajetreo del enlace y los preparativos un merecido descanso en el paraíso...
Pero en un lugar como este uno también puede dejarse llevar por la imaginación. A lo mejor Silvia y Jose ni se conocían antes de iniciar un fabuloso viaje en el barco más espectacular fabricado hasta la fecha, con los últimos avances en gominolas, chicles y chuches...
Pero un barco así, en el Mar Caribe, llama la atención de los más aguerridos piratas, por lo que no tardó en vislumbrarse la temida enseña del pirata Morgan, de galleta y pasta de azúcar....
Los experimentados y codiciosos bucaneros no tardaron en capturar y someter el lujoso navío. Como cada uno tenía su propia personalidad y gustos, se repartieron el botín, no sin alguna que otra trifulca y pusieron el barco rumbo a Port Royal....
Pero Silvia y Jose no querían más ajetreos y convencieron al capitán para que las dejase en una isla desierta. Y puestos a escoger, que fuera la más paradisíaca de la zona.
Así pasaron los años hasta que a lo lejos apareció un precioso transatlántico de pasta de azúcar, llamado The Love Boat....
Y tan a gusto estaban que lo dejaron pasar...
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