Dulces Placeres tartas

domingo, 15 de julio de 2012

Rosas de boda



Stat rosa prístina nomine. Nomina nuda tenemus....


Con esta frase latina termina la novela El Nombre de la Rosa, de Eco. En una traducción libre al español podríamos decir: "De la rosa no nos queda sino el nombre". Una de las grandes novelas del siglo XX termina con un verso, un enigma sujeto a muchas interpretaciones: el laberinto de sus pétalos como analogía de la biblioteca, la rosa como encarnación de la virgen María....Si bien la más plausible es que la rosa sea una alusión a la riqueza espiritual contenida en la biblioteca que perece para siempre en el incendio, quedando solo su recuerdo....


Una rosa, tan pequeña y perfecta. Tan simple y compleja. Capricho de la naturaleza y obra de ingeniería. Ella es la que decora y a la vez da sentido a esta tarta. Por ella empieza y acaba. Por eso cuidamos que salga perfecta, porque los detalles, la terminación, el cuidado, es lo que da sentido a la creación... 


Todo eso me viene a la cabeza al ver cada una de las rosas que culminan esta maravillosa tarta nupcial. De lo pequeño  a lo grande, del detalle al conjunto. Y de estas rosas quedará algo más que el nombre: su recuerdo (en vista gusto, olfato....y emoción).  


Y el conjunto es espectacular. Y brillante, como muestra esta foto tomada con flash.  Si la rosa, como ideal de belleza, de pureza y felicidad es sinónimo de boda, y no se entiende una boda sin tarta nupcial, que mejor que esta sea memorable. 


Y la tarta no iba sola. Un escuadrón de cupcakes en tonos a juego (lilas malvas, rosas...) la escoltaban en su misión: hacer de esa boda algo inolvidable. 



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